SIGNOS DE ALERTA
Algunas de las conductas que pueden alertarnos de la presencia de un TCA son:
- Evitación de las comidas de forma reiterada (un día se encuentra enfermo, otro tiene que estudiar, otro día ya ha comido fuera de casa, etc.).
- Restricción significativa de la cantidad de alimentos y/o evitación sistemática de algún tipo de ellos (por ejemplo, pasta, bollería, etc.).
- Aumento significativo de la preocupación por el peso y la imagen corporal.
- Conversaciones monotemáticas centradas en las calorías que contienen los alimentos, lo que engordan, etc.
- Aumento del mal humor y distanciamiento familiar.
- Aislamiento social.
- Incremento significativo de la actividad física.
- Amenorrea (pérdida de la menstruación), siempre y cuando no sea por causa médica. En el inicio de la adolescencia, la presencia de la menstruación puede fluctuar por los cambios hormonales producidos en ese periodo.
- Pérdida de peso muy significativa en un periodo corto de tiempo (tras haber descartado una posible causa física).
- Visitas recurrentes al baño después de comer.
- Callosidades en las manos, conocido como Signo de Russell.
- Uso excesivo de diuréticos y laxantes (sin previa prescripción médica por un problema físico).
Estas conductas nos pueden dar pequeñas pistas, pero no hay que malinterpretarlas y olvidar que son enfermedades complejas que requieren el diagnóstico de un especialista.
Cuando se trata de adolescentes, es normal que comiencen a preocuparse más por la imagen corporal y que se alejen de la familia para centrarse en sus iguales. Por otra parte, algunas de las conductas también pueden deberse a situaciones personales de estrés o malestar.
Por ello, antes de sacar conclusiones erróneas, lo mejor es ponerse en contacto con un especialista.