¿Son los universitarios vulnerables a los TCA?

Queremos compartir con vosotros un articulo de Mª Ángeles Martinez que se publicó el 18 de noviembre en cumlaude magazin

Los estudiantes universitarios se enfrentan, a lo largo de su vida académica, a múltiples estresores que propician que sean vulnerables a sufrir problemas de salud mental. Responder a mayores exigencias académicas, cambios en la red de apoyo social, demandas de mayor autonomía y protagonismo, fracaso vocacional o académico, desarraigo, etc. constituyen factores que pueden aumentar el riesgo de generar síntomas clínicos (Micin y Bagladi, 2011). Estos factores unidos a los acontecimientos vitales y características concretas de cada estudiante -no olvidemos que como cualquier persona pueden presentar conflictos familiares o de pareja, conflictos interpersonales, problemas de autoestima, autocontrol…-, aumentan la predisposición a padecer problemas vinculados a la salud mental (Martínez, 2015). Los trastornos de la conducta alimentaria constituyen uno de los múltiples problemas mentales que pueden estar presentes en las personas que están inmersas en el mundo universitario.

TCA

Es difícil saber con certeza la tasa de prevalencia de los trastornos de la conducta alimentaria en la población universitaria dada la escasez de estudios realizados con este colectivo; sin embargo, es relativamente frecuente hallar casos de estudiantes que muestran conductas alimentarias anómalas y actitudes de alto riesgo como son el miedo obsesivo a engordar, la medición constante y recurrente de calorías, la preocupación por todo lo que tiene que ver con la comida y el peso, el percibirse gorda/o cuando realmente no lo está, hacer dieta, recurrir al excesivo ejercicio físico, uso incontrolado de laxantes, etc. (Martínez, 2015).

Uno de los factores ligados a dichas conductas y actitudes es la frecuente insatisfacción que muchos estudiantes universitarios (tanto mujeres como varones) muestran hacia su aspecto físico (Lameiras, Calado, Rodríguez y Fernández, 2003; García, Solbes, Expósito, y Navarro, 2012).), lo cual se manifiesta en pensamientos y sentimientos negativos hacia todo lo que se refiere a su cuerpo. Esta insatisfacción con la imagen corporal propicia la utilización de métodos de control de peso, aspecto directamente ligado al aumento de la posibilidad de desarrollar trastornos de la conducta alimentaria.

Por otra parte, no podemos obviar que el comienzo de los estudios universitarios suele ser el momento en el que un número elevado de alumnos asume por primera vez la responsabilidad que supone el alimentarse, con lo que ello conlleva (selección de productos, hacer la compra, cocinar sano, conservar los alimentos…). Se trata de un periodo de educación crítico para el desarrollo de hábitos dietéticos que tienen mucha importancia en la futura salud. Antes estas evidencias, la universidad debe asumir que la presencia de los trastornos de la conducta alimentaria, o del riego a padecerlos, entre la población universitaria, constituye una realidad y por ello debe comprometerse a contribuir a mejorar el conocimiento sobre estas problemáticas, a proporcionar medidas educativas y preventivas y a facilitar y fomentar la investigación con el objeto de otorgar a este asunto la importancia que realmente tiene (Martínez, 2015). Trabajar el tema de las dietas, elaborar y promocionar el uso de guías dietéticas adecuadas puede ser de gran utilidad para promover hábitos de alimentación saludables en la población universitaria, ayudar a los estudiantes en su tránsito por la universidad, comenzar las tareas de formación e intervención en estos aspectos durante los primeros años universitarios, implementar estrategias de intervención y prevención, tal y como se viene haciendo en otros países, deben ser vistos como objetivos alcanzables pues los niveles de riesgo observados en la población universitaria son lo suficientemente alarmantes como para plantearse urgentes medidas de intervención.

 

Mª Ángeles Martínez Martín

Profesora Titular del Área de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológicos

Universidad de Burgos

 

Podéis encontrar el articulo original aquí.